Noveno





















Con el pasar de los años la gente en especial los jóvenes se fueron alejando de sus familiares, padres abuelos, tíos y hasta de sus propios amigos, una de las grazones es las redes sociales y el internet pero ahora a raíz de una pandemia se volvieron reunirse muchas familias y amigos empezaron a volver las costumbres que estaban perdidas como comer en familia, jugar, ver películas y todo esto gracias a la cuarentena y la pandemia que a muchos nos obligo a quedarnos juntos en casa y a modificar hábitos para bien.
Es algo bueno porque a la ves trajo cambios y beneficios buenos a nuestras vidas y nos ayudo cosas perdidas y valores olvidados, sin hablar del cambio que también hizo en el ambiente.  



mujer

¿es que acaso no te ves mujer?,
cargada de tanto complejo insustancial ,
el cual te ha agotado ya.
¿es que acaso no ves mujer?
tu perfecto complemento cuan vacío está.
que ironía ¿no?
hombre, complemento de la mujer...
aún no lo puedo creer...
el sabio que se auto nombró juez,
el complemento que mata,
el imprudente que con sus manos derriba su propia casa.
que te hace esconder, y llorar a la vez.
pero este no es el dilema,
el dilema eres tú mujer,
torbellino de sensación,
sumisa por convicción,
¿te tornaras gris otra vez, cuando el color te sienta tan bien?,
brilla, luce como la luna pero sin necesidad de un sol,
vuélvete la sensación,
resplandece por convicción,
conviértete en su mayor dolor,
y has que desee olvidar el día en que nació.
dedicado a todas las mujer que han sido víctimas de maltrato , que han sido calladas,explotadas y humilladas
autora: sara penagos

tal vez

me escuchas?,
me recuerdas?;
me amas?,
tal vez ya no seamos los mismos de antes...
seamos tal vez dos extraños con recuerdos similares...
si no te hubieras ido no sería así,sería distinto,
no serías un recuerdo,
no serías un suspiro,
en realidad no serias,
en realidad seríamos,
seríamos sentimiento,
seríamos más que un recuerdo,
seríamos imborrables ,
imparables,
pero ahora...
somos la nada,
o mejor dicho...
no somos nada.
autora: sara penagos mesa.
















LUIS
Luis era un niño que creció en el seno de una familia prospera, conformada por sus dos padres y sus dos hermanos mayores; su infancia se desarrolló entre novelas y poesías, debido a que sus padres eran escritores bastante reconocidos en la industria.
Desde pequeño le fue inculcado el amor a la lectura, así como a la escritura, por lo que no tardo mucho en demostrar sus habilidades a la hora de escribir historias, ya que desde sus cuatro años empezó a escribir para los eventos literarios que se realizaban en su escuela, al principio sus trabajos no eran muy prolijos ni profesionales, pero bastante buenos para su edad, pero esto lo perfecciono mucho mas con el paso del tiempo.
A sus 16 años todo iba muy bien para él, cada día desarrollaba más su pasión por escribir novelas cortas; hasta que un día quiso aventurarse a publicar una de estas, cosa de la que se arrepentirá poco después tras encontrarse con comentarios destructivos haciendo alusión lo poco profesional que era su trabajo, a lo poco talentoso que era en comparación a sus padres, incluso había comentarios en donde le llamaban patético y de poco talento. Esto le hizo que el chico se cuestionara en repetidas ocasiones si en realidad era bueno para escribir, si de verdad era solo la sombra de sus talentosos padres; en muchas ocasiones deseo no haber nacido en una familia de escritores, así no tendría que lidiar con la presión que le provocaban las altas expectativas de los demás al enterarse quienes eran sus padres.
Todos estos comentarios hicieron que Luis se alejara un poco de lo que, aunque el aún no lo sabía era su verdadera pasión, su camino a la felicidad. Habían pasado meses desde la última vez que escribió algo y aunque a sus padres les llamaba la atención este comportamiento por parte de su hijo menor, pero pensaron que no seria nada importante, que pronto se le pasara; esto era algo que Luis le dolía bastante ya que en verdad el solo quería unas palabras de confort por parte de sus padres, pero estos estaban muy inmersos en su trajo como para notarlo.
Casi un año después de que publico su pequeña novela Luis aún no había vuelto a escribir nada, y aunque aparentemente no parecía muy afectado por esto, el chico desde hace mucho tiempo se sentía vacío. Hasta que un día de la nada y sin previo aviso se encontró con una carta anónima en su casillero, su carta decía “aun guardo la esperanza de que escribas algo nuevo, tu forma de escribir me hace olvidar por un segundo que me encuentro a solo días de morir”. Aunque era algo corto fue suficiente para motivarlo a seguir con lo que desde un principio nunca quiso dejar.
Cincuenta años después a sus 66 años, en su lecho de muerte, Luis aun recordaba con cariño y aunque nunca conoció a el autor de esa carta se sentía culpable porque si era cierto el contenido de ella murió incluso antes de poder volver a leer algo de su autoría, pero la agradecía que gracias a él había podido tener la fuerza de volver a escribir; y por eso después de haber vivido una larga vida, llena de éxito y reconocimiento podía morir en paz, no por la fama ni por el dinero, sino por haber podido seguir su sueño y haber podido recibir es carta. Y fue así como Luis murió a sus 66 años debido a un agresivo cáncer que progresivamente se había convertido en metástasis, Luis murió a las 23:58 horas del primero de enero, con la carta en sus manos mientras la leía una vez mas con el ruido de los fuegos artificiales de fondo, que en sus últimos minutos de vida se había convertido en música.
Fin.

By: Maria Jose Bedoya Lopez





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