Con el pasar de los años la gente en
especial los jóvenes se fueron alejando de sus familiares, padres abuelos, tíos
y hasta de sus propios amigos, una de las grazones es las redes sociales y el
internet pero ahora a raíz de una pandemia se volvieron reunirse muchas
familias y amigos empezaron a volver las costumbres que estaban perdidas como
comer en familia, jugar, ver películas y todo esto gracias a la cuarentena y la
pandemia que a muchos nos obligo a quedarnos juntos en casa y a modificar
hábitos para bien.
Es algo bueno porque a la ves trajo
cambios y beneficios buenos a nuestras vidas y nos ayudo cosas perdidas y
valores olvidados, sin hablar del cambio que también hizo en el ambiente.
¿es
que acaso no te ves mujer?,
cargada
de tanto complejo insustancial ,
el
cual te ha agotado ya.
¿es
que acaso no ves mujer?
tu
perfecto complemento cuan vacío está.
que
ironía ¿no?
hombre,
complemento de la mujer...
aún
no lo puedo creer...
el
sabio que se auto nombró juez,
el
complemento que mata,
el
imprudente que con sus manos derriba su propia casa.
que
te hace esconder, y llorar a la vez.
pero
este no es el dilema,
el
dilema eres tú mujer,
torbellino
de sensación,
sumisa
por convicción,
¿te
tornaras gris otra vez, cuando el color te sienta tan bien?,
brilla,
luce como la luna pero sin necesidad de un sol,
vuélvete
la sensación,
resplandece
por convicción,
conviértete
en su mayor dolor,
y
has que desee olvidar el día en que nació.
dedicado
a todas las mujer que han sido víctimas de maltrato , que han sido
calladas,explotadas y humilladas
autora:
sara penagos
me
escuchas?,
me
recuerdas?;
me
amas?,
tal
vez ya no seamos los mismos de antes...
seamos
tal vez dos extraños con recuerdos similares...
si
no te hubieras ido no sería así,sería distinto,
no
serías un recuerdo,
no
serías un suspiro,
en
realidad no serias,
en
realidad seríamos,
seríamos
sentimiento,
seríamos
más que un recuerdo,
seríamos
imborrables ,
imparables,
pero
ahora...
somos
la nada,
o
mejor dicho...
no
somos nada.
autora:
sara penagos mesa.
LUIS
Luis era un niño que creció en el
seno de una familia prospera, conformada por sus dos padres y sus dos hermanos
mayores; su infancia se desarrolló entre novelas y poesías, debido a que sus
padres eran escritores bastante reconocidos en la industria.
Desde pequeño le fue inculcado el
amor a la lectura, así como a la escritura, por lo que no tardo mucho en
demostrar sus habilidades a la hora de escribir historias, ya que desde sus cuatro
años empezó a escribir para los eventos literarios que se realizaban en su
escuela, al principio sus trabajos no eran muy prolijos ni profesionales, pero
bastante buenos para su edad, pero esto lo perfecciono mucho mas con el paso
del tiempo.
A sus 16 años todo iba muy bien para
él, cada día desarrollaba más su pasión por escribir novelas cortas; hasta que
un día quiso aventurarse a publicar una de estas, cosa de la que se arrepentirá
poco después tras encontrarse con comentarios destructivos haciendo alusión lo poco
profesional que era su trabajo, a lo poco talentoso que era en comparación a
sus padres, incluso había comentarios en donde le llamaban patético y de poco
talento. Esto le hizo que el chico se cuestionara en repetidas ocasiones si en
realidad era bueno para escribir, si de verdad era solo la sombra de sus talentosos
padres; en muchas ocasiones deseo no haber nacido en una familia de escritores,
así no tendría que lidiar con la presión que le provocaban las altas expectativas
de los demás al enterarse quienes eran sus padres.
Todos estos comentarios hicieron que
Luis se alejara un poco de lo que, aunque el aún no lo sabía era su verdadera
pasión, su camino a la felicidad. Habían pasado meses desde la última vez que
escribió algo y aunque a sus padres les llamaba la atención este comportamiento
por parte de su hijo menor, pero pensaron que no seria nada importante, que
pronto se le pasara; esto era algo que Luis le dolía bastante ya que en verdad
el solo quería unas palabras de confort por parte de sus padres, pero estos
estaban muy inmersos en su trajo como para notarlo.
Casi un año después de que publico su
pequeña novela Luis aún no había vuelto a escribir nada, y aunque aparentemente
no parecía muy afectado por esto, el chico desde hace mucho tiempo se sentía
vacío. Hasta que un día de la nada y sin previo aviso se encontró con una carta
anónima en su casillero, su carta decía “aun guardo la esperanza de que
escribas algo nuevo, tu forma de escribir me hace olvidar por un segundo que me
encuentro a solo días de morir”. Aunque era algo corto fue suficiente para motivarlo
a seguir con lo que desde un principio nunca quiso dejar.
Cincuenta años después a sus 66 años,
en su lecho de muerte, Luis aun recordaba con cariño y aunque nunca conoció a
el autor de esa carta se sentía culpable porque si era cierto el contenido de
ella murió incluso antes de poder volver a leer algo de su autoría, pero la
agradecía que gracias a él había podido tener la fuerza de volver a escribir; y
por eso después de haber vivido una larga vida, llena de éxito y reconocimiento
podía morir en paz, no por la fama ni por el dinero, sino por haber podido
seguir su sueño y haber podido recibir es carta. Y fue así como Luis murió a
sus 66 años debido a un agresivo cáncer que progresivamente se había convertido
en metástasis, Luis murió a las 23:58 horas del primero de enero, con la carta
en sus manos mientras la leía una vez mas con el ruido de los fuegos
artificiales de fondo, que en sus últimos minutos de vida se había convertido
en música.
Fin.
By: Maria Jose Bedoya Lopez
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